El portavoz de Xella, el grupo alemán que en sólo unas
semanas formalizará la compra de GFB, estimó ayer que la empresa podrá
llegar a generar 60 puestos de trabajo y producir hasta 12 millones de
metros cuadrados de paneles de fibroyeso. Ernst Arelman reiteró que la
idea de la multinacional es añadir a la inversión de compra -14,5
millones de euros- otros 15,5 millones en adecuar las instalaciones de
producción y mostró su satisfacción porque finalmente la operación se
haya cerrado con éxito. «Cuando ya parecía que la transacción no iba a
producirse, nos ha alegrado conocer el resultado del proceso de subasta,
positivo para todos las partes implicadas», aseguró el responsable del
grupo bajo cuyo paraguas se sitúa Fermacell.
Además, el consejero delegado de la firma, Jan
Buck-Emden, corroboró lo ya adelantado ayer por este periódico, que el
grupo desembarcará en Cantabria con intención de quedarse: «La
ampliación de nuestras capacidades actuales de producción de paneles de
fibroyeso en una cuarta parte, aproximadamente, es una decisión
estratégica con proyección a largo plazo». Una afirmación a la que
Christian Schäfer, director general financiero de Fermacell, añadió el
agradecimiento al Gobierno de Cantabria por su apoyo y el convencimiento
de que el acuerdo será beneficioso tanto para la región como para
Fermacell y Xella.
Las declaraciones de la cúpula directiva de la multinacional alemana llegaron en una jornada en la que
la resurrección de GFB no dejó de sumar parabienes. A la
satisfacción de Fermacell -la empresa adjudicataria de la fábrica de
fibroyeso-, de los interventores judiciales y del Gobierno, sumaron ayer
la suya la juez responsable de velar por el buen desarrollo del proceso
concursal y los partidos de la oposición; aunque bien es verdad que la
alegría de éstos iba acompañada de una reprimenda «a quienes no creían
que la empresa tenía futuro».
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